It's just another maniac Friday.

Los viernes tienen algo contra mi, definitivamente. Además, el clima no me quiere. Estoy meada por un dinosaurio. Perdí lo que pudo haber sido uno de los mejores viernes de mi vida, pero como la mayoría de las veces llovió. Con Vale nos tomamos un taxi, llevabamos el disfraz, con la esperanza de que nos hiciera pasar, así Vale conocía ese lugar tan intrigante para ella también. Subimos pero no pasamos. Estuvimos diez minutos paradas en la puerta, hablando. Esa noticia que hizo que se me estremeciera la piel, pero cada ruido del ascensor tenía el mismo efecto. Sinceramente, no muy en lo profundo de mi corazón, esperaba darme vuelta y verla a través del vidrio. Pero nada. Bajábamos en el ascensor, peinandonos frente al espejo. Estábamos en el primer piso, entonces escuché una voz, demasiado conocida. Planta baja. Abrimos la puerta, un par de desconocidos y esa voz conocida de vuelta diciendo 'Ahí están las niñas' y yo 'Ohhh el perro gay'. Saluda Vale, y me acerco a saludar yo. Juro por mi vida, que sentí que me iba a abrazar. Pero nada. Solo un beso, un saludo normal seguido de comentarios estúpidos, sobre el perro, el tráfico, sobre zapatos. Nos fuimos. Creo que es imposible querer más a alguien. Nos encontramos con los chicos, seguido de muchas muchas cosas más. Estábamos volviendo, caminando bajo la lluvia, bien de noche. 'Ahí están los de primero' Y sabía perfectamente lo que esa frase conllevaba. Estabamos a tres casas y yo sabía muy bien quién estaba ahí. 'Hola' y muchos besos. Creyó que no lo iba a saludar. Nos pusimos a hablar con el resto sobre los chicos, y nos fuimos. Caminando bajo la lluvia.  Odio esos momentos en los que no estoy mentalmente preparada para encontrarme a nadie. Pero no estoy emocionalmente lista, para encontrar a esas dos personas. Odio esos momentos en los que doy un beso y me olvido de todo a mi alrededor. Odio temblar así, odio mirar con los ojos perdidos, odio olvidarme del mundo. Pero si pudiera, daría todo para repetir esos pocos segundos. Para volver a ver esas caras de nuevo, para volver a tenerlos cerquita, bien cerquita mío, como siempre me gustó.