Beauty or the beast?

La belleza cuesta. La belleza duele. No me acuerdo en que momento me volví así, creo que no siempre lo fui. Aceite de almendras, shock de keratina, secador de pelo, planchita. El 61, o en su defecto 81. Crema de rosa mosqueta, otra más con olor a vainilla y chocolate. Colección de esmaltes de uñas, rojo, bordeau, otro más oscuro, lila, violeta, negro, fucsia, rosa 'chuick', el set de las francesitas; que se usan depende la estación, depende el color de ropa, la época de la semana. Los minimos 2 litros de agua por día. La necesidad heredada de mamá de tomar una pastilla diaria. Aunque ya lo hago rutinariamente, cansa. Y, sin motivo, hay días como hoy en los que salgo del baño, me siento en la cama pensando en que tengo que secarme el pelo, plancharlo, bañarme en crema y recién vestirme. Y pensar en todo eso, me toma más tiempo que hacerlo; entonces, rompiendo la rutina digo que no. Y dejo que mi pelo se ondule sin secarlo, me despinto las uñas después de una fiesta y las dejo sin nada, incluso un poco mal limadas. Me doy el gusto de dejar esa tortura de tela, alambre y relleno sobre la cama. I always put on makeup at home, because I think I'm looking boring without it. Tenés razón Celine, yo también lo hago. Pero por ahi me tomo un descanso, por ahí me vuelvo natural y aburrida. Por ahí dejo las pinturas, cremas y pastillas de lado. Hay una primera vez para todo, dicen. Reemplacé las bolsas de compras, con compras domésticas. Salí sin pintura, sin saber que llevaba puesto. Llegúe, hicé volar los anillos, el reloj. Me paré frente a la mesada, y por primera vez en mi vida cociné un almuerzo yo sola. Y tengo que admitir que lo disfruté y lo encontré placentero. Entonces me di cuenta, que me hace bien olvidarme de la belleza externa, distenderme. Para concentrarme un poquito en la belleza interna.