Después de leer varias veces el cuento, te das cuenta que su moraleja no es 'no confíes en gente que está borracha'. Ni mucho menos esa inútil, que a todas las mujeres ilusas nos gusta creer de 'el amor puede cambiar el mundo de alguien y si es verdadero, vivir por siempre'. De chiquititas, no deberían leernos La bella y la bestia ni Cenicienta, deberían leernos El Diario de Ana Frank; quizás así no fueramos causas péridas, quizás así aprenderíamos algo más sobre el único cuento realista, este que llamamos vida. Los principes azules no existen, por más que seamos princesas. Me cansé de besar sapos en vano, ya no creo ni en las estrellas. Aprendí que la moraleja del cuento es 'No confíes en nadie, nunca. Mucho menos si hablamos de un hombre'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario