Estoy cansada de regalar cariño a todos. Quererlos es como ofrecerle tu cariño a la primera persona que te cruces al pisar la calle. Necesito dejar de permitirle a las personas que se acerquen lo suficiente a mi como para poder hacerme daño. Es un circulo vicioso, una y otra vez la misma historia. Esa sensación de que mi cariño es unilateral, que no es devuelto, esa sensación de ser usada por una persona que significa el mundo para mi. Ahí esta el problema: dejo que las personas se vuelvan mi mundo, los priorizo demasiado; soy capaz de dejar todo por ellos, pero ellos no hacen lo mismo; la gente normal no es así. Son tantas las veces que va pasando esto, que ya ni siquiera las cuento. Todas esas personas que después de un tiempo, dejaron de ser los amores de mi vida para ser practicamente perfectos desconocidos. No quiero que estas relaciones terminen así, porque me importan mucho más de lo que soy capaz de admitir, pero ya no sé que hacer. No deberíamos tener que esperar para importarle a alguien que nos importa. No deberíamos tener que sacar número para que los que queremos nos quieran, o ¿si? Miro atrás, a veces dejar de dar tanto cariño funciona. Volverse fría, cold-hearted bitch; demostrar que no te importa, o al menos fingirlo. Cuando yo me vuelvo fría, el resto se entibia. Es ahí cuando todos parecen querer dar amor, abrazar y decir cosas tiernas; cuando yo por fin, después de muchos intentos, dejé de hacerlo porque me cansé de no recibir nada a cambio. Quizás les haga falta tener un poquito menos de mi cariño para así valorarlo. Celine dijo una vez que demasiado cariño nunca es malo, para nadie; pero hoy, en este momento, cuestiono sus palabras. Cuando el cariño se vuelve demasiado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario