Pero cada mañana, resulta ser más insignificante que la anterior, más fría, más ridícula, más inhumana... Cientos de personas, cientos de rostros sin expresión, y ni una sola mirada que merezca la pena devolver... Y te conviertes en una desequilibrada que está convencida de que no se le da bien vivir.. En una completa incompleta, susceptible de absolutamente todo lo que la roza.. Tampoco deseas que nadie se interese por ti, porque eso supondria, tener que seguir siendo fuerte cada día por esa persona.. Sencillamente te das cuenta al volver a casa de que no eres nada, un nombre, un apellido, una fotografia y unos cuantos números, unas cuantas cenizas del último cigarro del día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario