26.10.11

Le pasó a la amiga de una amiga.



Se miró al espejo, buscando rastros de lo que una vez solía ser. Sonrió con nostalgia al ver que todo había cambiado. Cada centímetro de su cuerpo lucía distinto tanto para el espejo como para sus ojos. Las cosas se habían transformado, más de lo que le hubiera gustado admitir, y ella no había sido capaz de detener el cambio. Era la sombra de lo que una vez había sido. Miró con detenimiento, todavía albergando esperanzas de encontrar algo que le resultara conocido, de encontrarse a sí misma; pero no vio más que transparencias, vacíos, carencias, pétalos secos dónde solía haber flores y una mueca en lugar de una sonrisa acompañando a una mirada gélida y distante, con cierto aire de altanería. Se derrumbó frente al espejo, odiando cada detalle que este le devolvía, pero no pudo evitar una sonrisa al notar que sus lágrimas seguían siendo saladas. Quizás no todo estuviera perdido, quizás no todo había cambiado.

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