Cuando tengo demasiado tiempo libre, a mi cerebro le encanta dar vueltas hasta llegar a los puntos más complicados, a los que siempre busco soluciones, o al menos respuestas. La tranquilidad de una playa, en la que el sol resplandece en lo alto del cielo, parece ser un excelente lugar para pensar según mi cerebro. Entre todos mis temas inconclusos, a los que necesito buscarles una solución, estabas vos. Vos y todos los momentos lindos que vivimos, todas nuestras risas, y las veces que me acompañaste cuando te necesité. Vos, y las veces que acudías a mí cuando me necesitabas. Vos, mi principal tema inconcluso. Tantos momentos lindos, tantas alegrías, tantas promesas y palabras tiernas, se opacaban por indiferencia, un par de palabras hirientes y la distancia. No me hace bien desempolvar nuestras historias, por algo las había guardado bien profundo, en el cajón de recuerdos con la etiqueta de "No abrirse". ¿Cómo puede ser que algo que era una vez tan lindo, sea algo que ahora quiero olvidar? No entiendo en qué momento dejamos que cambiaran tanto las cosas, tampoco logro comprender cómo dejé que eso pasara. ¿Será que cambié yo, y cuando yo lo hice, todo cambió conmigo? O ¿será que cambiaste vos y te llevaste todo contigo? Eras una de las personas que yo más quería, por quién hubiera dejado todo; era capaz de defenderte, con mi vida si era necesario, nunca ibas a escuchar de mi boca salir palabras en contra tuyo; eras sin duda, una de las personas mas importantes en mi corazón. ¿Ahora? Me cuesta definir que sos ahora. No te quiero, extraño, admiro, o necesito como antes. No somos las mismas personas y tampoco quisiera que las cosas fueran iguales, tampoco sé si me gustaría que las cosas 'fueran'. Después de horas en la playa, en la que mi cerebro piensa, recuerda y trata de acomodar, no sé como archivarte, ni lo que pasó, ni lo que pasa ahora. Quizás cambié yo, quizás cambiaste vos, quizás lo hicimos las dos, pero si pasó, fue por algo. Las personas entran en nuestras vidas, porque el destino consideraba que así tenía que ser, y salen de ellas, cuando cumplen con lo que el destino pretendía. Si entraste y saliste de mi vida, fue por algo. El destino así lo quería, y no creo que haya que jugar con él. Aprendí muchas cosas gracias a que te cruzaste en mi camino, fuiste una persona muy valiosa, a quien quiero atesorar siempre, pero también aprendí que es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo, que insistir y convertirse en una verdadera molestia, no se pierde lo que no tuviste, no se mantiene lo que no es tuyo y no puedes aferrarte a algo que no se quiere quedar. Si eres valiente para decir "adiós" la vida te compensará con un nuevo “hola”
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