1.6.12

Duele.


Duele ver como después de tantos años y momentos compartidos, nada parece importar. Duele aprender, que al final, el tiempo no une personas, no arregla heridas. Es ahora, cuando me acuerdo todas las cosas que me dijo mi mamá años atrás: "Pilar, fijate". Todas esas veces que no la escuché, hice oídos sordos y no me fijé absolutamente nada. Seguí confiando ciegamente en esas personas. Hoy, escucho de nuevo todos los "Pilar, fijate" de mi mamá en mi cabeza, y me arrepiento de no haberlos escuchado, o en el caso de haberlo hecho, de haber dado segundas, o hasta terceras oportunidades. La gente no cambia, solamente se disfraza bajo un papel, fingiendo haberlo hecho. Somos siempre los mismos, no importa que piel nos pongamos. Hoy más que nunca, me duele ver como, a pesar de todo, lo bueno y lo malo que vivimos juntos, no nos importa nada; buscamos nuestros intereses, y queremos conseguirlos a cualquier precio. Duele ver, como, gente adulta, supuestamente madura, discuten como si tuvieran quince años, se dicen cosas peores que las que nosotros mismos nos decimos. Después nos hablan de humildad, nos hablan de ser unidos, de respeto y confianza. Duele saber que nunca fuimos o un grupo, o que si llegamos a serlo en algún momento, ya no hay nada de eso. No podemos confiar en nosotros mismos, todos sabemos jugar perfectamente al cinismo; ya dudo quien va a ser el ganador, cada día me sorprenden más las actitudes de las personas. Duele, haber vuelto algo que debería haber sido una experiencia maravillosa todos juntos, en un desastre que nos terminó separando y lastimando más que nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario