No saber exactamente qué era lo que podía pasar, volvía todo mucho más emocionante.
Tu nombre en mi pantalla a altas horas de una noche de Viernes es una sensación tan conocida y al mismo tiempo tan distante.
Escalofríos al escuchar tu voz pronunciando suavemente un simple "Hola mi sol." Tres palabras que parecen tan convencionales para cualquiera, pero que solo nosotros podemos entender todo lo que ellas conllevan. Tres palabras que siempre me hicieron sonreír, pero escuchar tu voz pronunciarlas después de más de seis meses me hace temblar. El sonido de la música y las voces hablando mucho más fuerte de lo normal, que me rodea, deja de existir. Solo existe tu voz resonando en mi oído desde el otro lado del teléfono. "En cinco minutos estoy ahí" decís, despertando mis miedos, mis inseguridades y todos mis deseos y ansias al mismo tiempo.
Camino, o corro, hacia la puerta sin fijarme si mis amigas están atrás mío. Preferí culpar al calor y la claustrofobia que empezaba a sentir, que a los nervios que me producía saber que estaba a punto de verte de nuevo.
Caminar en una noche calurosa y sentir frío lo mismo. Tu auto dorado, tu sonrisa desde lo lejos, tus ojos celestes clavados en mi.
Y a medida que cada paso que daba, disminuía la distancia entre nosotros, disminuían también todas mis dudas y todos los posibles saludos de reencuentro que había planeado por más de seis meses. Me abrazaste y te abracé, fundiendome en el calor de tus brazos, haciendo que todo lo que antes me había puesto nerviosa, pareciera superfluo. Nada me preocupada, nada podía lastimarme. Estaba entre tus brazos de nuevo, respirando tu perfume, mientras vos inhalabas más fuertemente de lo normal el mío, mientras murmurabas suavemente "Te extrañé, sabías?" en mi oído.
No era lógica, era amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario