En una ciudad pequeña no resulta sencillo buscar lugares donde compartir una cerveza, que no sean horribles, decadentes o estén totalmente vacíos. Llueve, pero parece no importarles porque caminan igual. Contra toda creencia sobre las buenas citas, compran cervezas y las toman en el auto. Buena música, masajes en los pies con medias distintas, y su risa parecen bastar.Porque cuando están juntos hasta las noches de lunes lluviosas, frías y aburridas parecen ser lo mejor del mundo.
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