Una mañana soleada, ideal para ver correr el tiempo acompañada de Atenea y buena música. Spotify parece ser siempre una buena salvación, pero este Martes frío las listas de reproducción de artistas aleatorios parecía no ser suficiente. Pasar una canción tras otra, sin escuchar una completa. Carencia de ganas de elegir, a veces resulta mejor ir a lo seguro, "más vale malo conocido que bueno por conocer." La lista de Celine empieza a sonar. Con las primeras notas de Think Twice el sol se vuelve más brillante. "Don't", suave y dulce. Una simple palabra provoca puntos blancos que invaden la piel a causa de los escalofríos. Simplemente no hay palabras para describir su voz, pero fue una profunda y conocida sensación de calma en un momento de marea frenética. Lágrimas brotando, sin necesidad de hacerlas desaparecer, simplemente caen en la superficie del pantalón negro, oscureciéndolo más. Las canciones se suceden unas a otras, sin embargo los escalofríos no cesan. Cantar no resulta necesario, mucho menos entender, aunque el idioma sea perfectamente manejado; en ese momento, no había nada más para hacer que escuchar. Escucharla.
Ocho años después, volvimos a encontrarnos.
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