No puede culparlo, sin embargo duele. Y el dolor abre las puertas a las inseguridades y miedos, que intentan nublarlo todo y parece en vano tratar de evitarlo. Intenta convencerse de que fue sinplemente algo gracioso, y que será una buena historia para entretener a los nietos. Pero falta mucho para que se convierta en abuela, y en el presente no resulta gracioso, y no se siente como una historia para entretener a nadie.
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