7.9.15

"Quizás me quedo a vivir aquí. No sé si vuelvo" Mira atónita la pequeña pantalla, esperando estar soñando. Es real, tan real que asusta. La respiración se vuelve pesada, el corazón enfrenta ese gran dilema entre escaparse del pecho a toda velocidad, o dejar de latir; la piel se eriza del frío, aunque todos sienten calor. No sabe qué contestar. No importan cuantas veces pasen, sigue sin saber cómo manejar esas situaciones. ¿Ser egoísta y pedirle que vuelva por ella; con el riesgo de que no funcione, o que la odie en secreto para siempre? ¿O ir en contra de todos los mensajes que su cuerpo le da, y decirle que quiere que sea feliz y que haga lo que considere mejor? Perdió la cuenta de las veces que lo vivió. El nunca sentirse suficiente; perder la breve esperanza de que una vez sería distinto, y él, por arte de magia, decidiría que su lugar es dónde ella esté. Pero vuelve a la realidad, en la que él, una vez más, busca cómo alejarse - o directamente no volver.

Él siempre huyendo. Ella siempre aceptando.

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