16.12.10
A pesar de todo, te sigo queriendo.
Sin bajar del taxi sabía que estaba ahí. Pasa el tiempo, pasa la gente, las charlas inutiles. Camino, entrando de a poco, mirando. Pensar que ese lugar que tanto había visto me resultaba tan distinto, pero era una sensación hermosa volver a estar ahí, caminar por donde tanto caminé. Y ahí estaba, con la cabeza en alto, hablando, con los ojos dirigidos hacia abajo, tan típico suyo. Un mensaje tonto, sin respuesta. Y todo el acto mirando su cabeza, debio a su gran altura. Y en el himno me di cuenta, que inconscientemente todavía me paro así, con los brazos hacia atrás, agarrándome una de las muñecas. Como tantas veces vi hacerlo. Y me paro a recibir el diploma, feliz, sonriendo, muy segura. Iba a acercarme a la profesora Silvina, pero Patricia dijo "No no yo tengo el tuyo" entonces me acerqué a ella, me agarró por la cintura bien fuerte y dijo "Mi querida alumna" mientras el fotógrafo disparaba el flash. Sonreía más de lo que creí que iba a hacerlo. Entonces me alejé, caminando sonriente. Y ahí estaba, mirandome desde el primer asiento al lado del pasillo, con una sonrisa de oreja a oreja y guiñó un ojo.Seguía sonriendo, pero miré al piso. Y me senté también sonriendo, después de que mi mamá me agarrara bien fuerte la mano. Y termina el acto, feliz. Nos paramos, todos hablando con todos y se acercó y saludó a mi mamá "Felicidades por esa hija brillante" "Igualmente" y se acercó sonriendo y dijo "Felicidades" "Gracias" Y no volví a saber donde estaba, hasta que salimos y en la puerta volvió a aparecer. Tan cerca pero tan lejos estabamos. No nos separaban mas de dos metros, pero me sentía tan lejos de su mundo y tan lejos de que fuera parte del mío y mandé un mensaje... vi como lo abría, como lo leía y como guardó el teléfono. Dios mio, las chicas me hablaban pero no escuchaba. Me sentía muy mal, estúpida. Me temblaban las piernas por falta de fuerza, me senté. Y me seguían hablando. Me moría de ganas de llorar, me moría de ganas de correr y reventarle algo en la cara, de gritarle lo mal que me había hecho sentir los ultimos tres días, la odiaba quería gritarselo en la cara. Pero en cambio me obligaron a sonreir y a salir a cenar. Pero tenía demasiado odio, bronca, celos. No podía sentir el mismo cariño que siempre sentí, pero eso se me pasa en unas 48 horas, ahora quiero un abrazo suyo, tanto como lo quería ese día... a pesar de todo.
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Wow!
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